Estás en una habitación llena de luz... llena de gente... estás sentado frente a tu mejor amigo, a tu lado tienes a tu hermano, y todas las personas son familiares para ti...
De un momento a otro, todas las luces se apagan, quedan rodeados de una impenetrable oscuridad... y una vela se prende... Nadie hace ningún ruido... eso da un momento para que te pongas a pensar...
Cuando la luz me abandona, no puedes reconocer a ninguna de las personas que están aquí... Ni a tu mejor amigo, ni siquiera a tu hermano...
La oscuridad no te deja verlos... Te vuelves un ciego... Todo es de color negro...
De a poco la luz de la vela hace que la oscuridad se vuelva más tenue, que reconozcas sentado frente a ti a tu amigo... y que sepa que la mano que te sostiene en la oscuridad es la de tu hermano... Cada vez reconoces mejor a cada una de las personas que están a tu lado, y al final puedes ver la cara de tu mejor amigo sonriendo frente a ti...
La luz de la vela es el centro de todo y ayuda a que en la oscuridad puedas ver con claridad, aun aunque no haya ningún otro tipo de iluminación...
Te acuerdas de aquella vez, cuando ella murió, que todo era negro. Que desaparecieron los colores de tu vida... y que no podías reconocer a nadie.
Que mientras pasó el tiempo aprendiste a de a poco poder reconocer a otros que estaban a tu alrededor... Que al final, a pesar de la gran tristeza, todos sufrían como tú, exactamente igual que ahora, que todos están envueltos en oscuridad igual que tu...
Quién fue esa pequeña luz de vela para ti? Quién Calmó tu congoja? Esa vez, ah si... Fue él... aunque tu no quisieras, las oraciones empezaron a andar como un motor... y de a poco se convirtieron en conversaciones fluidas...
Es exactamente lo mismo... y sigues estando invitado... qué no lo ves? estamos todos reclutados... sólo tienes que dejar de oir, y empezar a escuchar...
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