
Hoy, sin ir mas lejos, pasó por mi puerta el aroma de su recuerdo dejando la sensación fría del olvido... cuantas lágrimas se resbalaron por mis mejillas al no poder recordar su mirada.
Ahora veo tu rostro en la lejanía y descubro en él la historia del desconsuelo...
El estropajo con el que limpiaste mi recuerdo se llenó de sangre y se quedó olvidado en un rincón...
Retomas tu aburrida vida sin dejar de sonreir cuando algún recuerdo te golpea...
Rio con violencia al sentir la tristeza de un recuerdo feliz...
Vivo indigna e inapropiada... Vivo amarrada a este recuerdo que me condena, que nos condena...
Con una venda en mis ojos recorro la misma senda de espinas que clavan mis pies...
Aferrada a este delirio de tus ojos que no se van...
Cuando el mundo quede reducido a un solo bosque negro para nuestros ojos asombrados te encontraré...