Hoy estoy acá, masticando la melancolía de un pasado no muy lejano, y sintiendo el vértigo de un nuevo destino.
Fabricando sueños y creando colores nuevos.
No pude hacer un pacto con el tiempo... y vi como las agujas del reloj, lentamente amenazaban un ocaso.
Me pregunté mas de una vez si yo podría haberlo evitado; y no encontré el motivo ni el momento en que todo se perdió.
Tampoco recuerdo su última mirada... esa en la que solía perderme entera.
Hubiese eternizado su último aliento, la última huella de su risa... si hubiese sentido que jamás regresaría...
Hoy veo desde lejos la inquietud agitada de su espíritu y puedo oler el perfume de su distancia.
Vuelvo a mirar mis manos... todavía siento su piel.
Saboreo mis labios... y su boca tibia regresa...
Sus pasos se siguen escuchando al lado de los míos... será tal vez, mis ganas de creer que aun sigo su camino.
Yo era a veces, única dueña de sus noches... Pude meterme en sus sueños...
Acariciar su llanto y velar su cansancio.
Yo tenía su brillo en mis manos...
Se hace confuso el camino desde mis ojos hasta tu alma, se vuelve frío el hueco de mi espalda donde tus manos en silencio descansaban.
Ya mis pasos no persiguen tus huellas, y mi boca grita por lo bajo tu nombre...
Que fuerza me queda en mis venas por haberte amado tanto... Se quedó en mis labios el sabor del adiós que tu boca besaba...
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